¿NÓICACUDE?
La educación parece encontrarse en un
estado de catarsis inventiva en el que la ley del todo vale, impregna
cada día nuestra labor docente, y permite que el intrusismo popular meta
sus manazas donde, según dicen muchos, no le llaman. Tradicionalmente,
maestros y maestras lidian como "aprendidos" por defecto y exceso, las
embestidas, que a diario como "bofetadas," a veces sin comillas, reciben
de sus propios alumnos y alumnas, y en ocasiones, de determinados y
puntuales miembros de la comunidad educativa. Sí señores y señoras, la
educación que tuvo la costumbre de educar, ahora es educada. Entre todos
estamos contribuyendo a darle la vuelta a una tortlila, cuyos
ingredientes de dejadez, pesadez, desinterés, incompetencia, acentúan
nuestra ya parece que asumida fama de funcionarios. Nos encontramos en
un país y yo diría que en una comunidad, englobando aqui a cualquier ser
humano, aunque no me atrevo a generalizar por si se me molestan, en el
que los que menos son más y los que aparentan ser más a pesar de haber
sido menos, se llevan los honores de esta tragicomedia con tintes de
amor a punto de desenamorarse. Seamos sinceros con nosotros mismos, y no
tratemos de engañar al de al lado, algo no funciona y creo que el
planeta camina y reventará sin más, como lute sin retorno hacia un
abismo de locura que nos está infectando a todos y todas. En muchos
casos estamos "afuncionariados" del mismo modo que ávidos de poder,
estabilidad familiar, vida saludable a costa de quien cueste, mirando en
definitiva hacia otro lado que no sea el difícil, sin arriesgarnos a
escoger el camino necesitado.
Pensemos en hacer otra cosa. Después de
destrozar poco a poco nuestro planeta como psicópatas del bienestar,
después de pelear en mil guerras que no han llegado a más que hacer
historia, con perdón a los amantes de la historia, después de adorar lo
material por encima de lo relevante, ¿por qué no hacemos otra cosa?
Nosostros somos educadores de ese futuro que ahora algunos vienen
llamando crisis, mientras se pasean por ahí con trajes camuflados de
desconsideración y tráfico de palabras. Aportemos algo, seamos esos a
los que en un tiempo respetaron, y no nos dejemos llevar como marionetas
del azar de nuestras propias y egoístas preguntas existenciales.
Nuestros clásicos miedos son ahora certezas que conviven con la ya
manida frase "carpe diem".
No se olviden de vivir el momento pero no de cualquier forma, pónganle
medidas a su presente, aseguren un porvenir de repóker que no esté
condenado al fracaso. Naturalmente que hay que disfrutar, naturalmente
que hay que vivir "con el vello de punta", naturalmente que hay que
agotar cada minuto de sesenta segundos, naturalmente, pero naturalmente y
valga la redundancia. No le demos la vuelta a esa educación de patatas y
patrañas, sigamos educando con el mango del entusiasmo, las ganas de
enseñar y aprender no solo algo nuevo, sino también distinto a lo que
quieren dejarnos entrever. Para navegar por un río hay que estar
dispuesto a regresar por donde vinimos, a contracorriente. Debemos
respetar nuestros errores y volver la vista atrás sin reniegos, sin
miedos, con humildad y sencillez, con la misma que nos hizo pensar en
algún momento de nuestras vidas que podíamos llegar a ser maestros y
maestras de esas pequeñas almas y personajes que nos hacen resaltar el
protagonismo de nuestra tan mencionada vocación. Freinet, Montessori ...
¿Por qué no hacemos otra cosa? ¿Por qué no hacemos que merezca la pena?
EDUCACIÓN.
(Alberto Prieto)
“TEORÍA” POSTMODERNISTA
Nos encontramos en una sociedad postmoderrnista que sustituye a lo
moderno. Las grandes teorías, la búsqueda del dominio de la razón, los
grandes dogmas que durante años nos han dictado con puntos y comas qué,
cómo cuándo hemos de actuar, dejan paso al individualismo en su sentido
más amplio, a pequeñas teorías, reflexiones únicas y a la vez
colectivas, a maneras de reaccionar personales pero inevitablemente
globales. Es decir hemos de ser conscientes de que en una era de
globalización, también la educación como elemento de la sociedad, se
halla afectada.
El postmodernismo
privilegia el carácter espontáneo e intenta el equilibrio, no a través
del objetivismo moderno, sentencioso, sino mediante la importancia
relativa del subjetivismo presente en la construcción de cada individuo,
de nuevas ideas válidas y particulares que puedan servir de guía para
el progreso. Se trata de una desorganización organizada ya que se impone
la “ley del todo vale”, intentando romper con el conformismo de la era
moderna. Llegados a este punto mi pregunta es, ¿realmente la
administración ayuda u obstaculiza? Si buscamos respuestas encontraremos
maneras de pensar, opiniones. Durante años la sociedad siempre ha
demandado algo a la escuela: saber, conocimientos, con la Ley Moyano
como respuesta a la Revolución Industrial y al movimiento ilustrado (El
saber nos hace libres); la guardia y custodia de los niños/as como
consecuencia del estallido de la segunda guerra mundial ya que los
maridos tenían que alistarse en el ejército y las mujeres tenían que
realizar los trabajos que habían dejado sus maridos, etc. Pero qué
demanda la sociedad ahora. Yo me preguntaría incluso qué espera la
sociedad que aprenda un niño/a en la escuela. En una sociedad
posmodernista existen múltiples puntos de vista y todos ellos muy
válidos. Debemos plantearnos, pues, si lo que aprenden nuestros
escolares es lo que se espera de ellos cuando sean médicos, periodistas,
empresarios, etc. Bueno mejor no, no se lo planteen, no sean
librepensadores, dejen que la administración juegue a ser dios.
Existen una serie de documentos normativos
que nos dicen lo que tenemos que enseñar como maestros/as. Y no quiero
decir con esto que no sean válidos sino que forman parte de una
individualidad, de una forma de interpretar la realidad, ¿pero y nuestra
realidad? Relativicemos los dogmas, relativicemos nuestras normas,
nuestras maneras de pensar y reacciones siempre cambiantes,
relativicemos nuestra propia identidad; formamos parte de la era del
nuevo constructivismo. Pensemos que todo conocimiento es cultura, que
pedagogía y cultura tienen significados recíprocos. Nuestros alumnos/as
se enfrentan cada día a una realidad mediatizada, mecanizada, en la que
cualquier estímulo provoca una reacción, cualquier situación nos enseña y
enriquece.
Es por este motivo por lo que debemos reflexionar sobre lo que necesitan
nuestros alumnos/as, sobre lo que nos dice la administración, sobre lo
que nos piden los padres y madres y finalmente actuar como maestros/a
con criterio y con, no una razón sino múltiples, ricas y diversas
razones para decidir. ¿Somos maestros competentes? La administración nos
dice que sí.
(Alberto Prieto)
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